sábado, 16 de octubre de 2010

Es tarde

Es tarde
De pronto piensa que si todo fuese perfecto seria repulsivo y el simple hecho de que esa idea ronde su cabeza le provoca nauseas; una angustia muy pequeña se cuela bajo sus pestañas y suspira, antes de notar que lo hace. Es consciente de que no hay marcha atras y que el camino es mas largo y doloroso de lo que se imaginaba. Quizas el sufrimiento habra de acompañarle hasta el final y ha creído ingenuamente que podría acabar con todo simplemente con desearlo fervientemente.
Sin embargo, no siente el suelo frio, el olor metálico, el agua corriendo en la bañera casi llena. No es capaz de sentir ni siquiera su corazon bombeando mas lento o su respiración volviendose dificultosa. De todas maneras, un recuerdo fugaz le acompaña aletargándole, una mirada cariñosa, el pasto fresco, una brisa de otoño o primavera, no lo ve con claridad. Alguien se ríe a lo lejos, ¿o era ella misma?
Quizas quisiera detenerlo todo ahora, aún sabiendo que es tarde para eso, pero las nauseas regresan y la perfección buscada se vuelve intolerable.
¿En que momento la vida se le antojó tan decepcionante? Pensar que antes disfrutaba de la simpleza, de la sencilla respiración, del cielo despejado, de la tibieza de la piel. Simplemente no es capaz de recordar cuando se olvido de todo ello y comenzó a quejarse de cada insignificante tropezon, del café derramado sobre una camisa, de la comida quemada. Aún con un clima perfecto, el tiempo se le hacía horroroso. Luego llegó su inconformismo y la tristeza incomparable y ese poquito de angustia.
Los recuerdos comienzan a arribar una vez más, sin escape, sin poder detenerlos; se le escurren de las manos minutos de toda una vida que ya no parecen propios, sino un vestigio de algo que ha leído en un libro. Se convierten en momentos dolorosos, tan añejos que quisiera vivirlos, mas recuerda que ya no puede, que ya es tarde. Alguien le sonríe en el espejo y está tan distraído que no nota que es ella misma, dedicándole un ultimo tributo al tiempo detenido en un pasaje.
Finalmente, escucha una campana, como si el recreo se estuviese terminando, y el frio es, esta vez, más reconocible, incluso fastidioso. Se le presenta una sombra oscura e indefinible que sabe, y no entiende como, le está sonriendo. Se le propone ignorarle y unas manos surgen instándole a continuar, lo cual es grotesco y ridiculo en ese monólogo autoimpuesto que le hace van infeliz. En realidad no ha notado que era infeliz, 'pero ya es tarde' se repite y algo le escuece por dentro. Los ojos se le van cerrando lentamente, antes de que pueda notarlo, alguien le abraza suavemente, y la calma tiene sabor a miradas, a otoño y su pez dorado dando vueltas en círculos en la pecera; tal vez nunca fue dorado.
Entonces, descansa, y se arrepiente, pero sigue siendo demasiado tarde.

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