viernes, 24 de septiembre de 2010

Historia sin exito

Este cuento lo publiqué en la pag donde suelo publicar todas mis historias, es un anexo en realidad de la página donde... realmente, publico todo. No tuvo mucho éxito pero vale la pena ponerlo aquí:



Espero que puedan entrar y les guste. Saludos...

Ya da igual
Ruby P. Black

Se levantó como de costumbre. Inocua. Pero está vez decidida. Como quien toma decisiones luego de pasar una larga noche sumida en la oscuridad de una habitación dando vueltas sin sentido.
Entonces supo que no era un buen día, ya que estaba grisáceo y nublado, olía a humedad y una lluvia intensa que recaería sobre ella torpemente. Supo que si se levantaba ya no habría marcha atrás para la decisión que había tomado.
Había sido tan sólo de el… ahora ya daba igual.
Daba igual si él notaba que había buscado a toda costa un camino hacia la felicidad y se había rehecho de todos los obstáculos que pudieran impedirle lograr sus sueños. Ya no importaba si luego él de pronto decidía que quería sujetarle la mano y levantarla de ese golpe que se había dado contra el pavimento.
De pronto, si sentía que las lágrimas se le escapaban por las mejillas no importaba pues nada le dolía. Estaba hueca. Insulsa.
Algo en su interior se asemejaba a un músculo inerte que se movía repetidamente y a un ritmo constante. Sin sobresaltos. Sin emoción alguna.
Así salió de su departamento sabiendo que todo lo que había vivido y escuchado era real, que de alguna manera si era verdad que él estaba cerca pero así mismo tan lejos…
Se dio cuenta que era eral y verdadero que ya le daba igual saber de él, de sus compañías, de sus sueños, de su manera de besar. De su mirada cristalina y sincera. De esa mirada que la embrujaba día a día.
A veces, se dijo, es necesario mirar hacia delante y tomar impulso de cada caída para subir a la superficie, obviar que había algo que la estaba empujando y hundiendo en un pozo sin fondo.
- No, hoy no puedo.
Y el discurso se volvió tan reiterado que luego olvidó de cuando había decidido empezar a decirlo. Ya no más él en su vida. Ya no más escucharlo. Ahora le daba igual sentir que se habían quebrado sus esperanzas de aferrarse a él y sujetarse el uno en el otro para ser felices. Ya le daba igual saber que jamás compartiría su camino con ese muchacho.
Tan sólo así, un día, se olvidó de su mirada, de su sonrisa cálida y un tanto arrogante. Se olvidó de las conversaciones compartidas y de que alguna vez se besaron a escondidas.
De pronto, sólo sucedió.
- Disculpa… pero no me acuerdo de quien hablas…
- Pero… - interrumpió su amiga preocupada.
- Lo siento. Tal vez te has confundido, ese nombre no me recuerda nada.
Y así como se fue el recuerdo, un día se encontró mirando la blanca pared de la habitación del departamento. Sentía en el pecho esa sensación de vacío, algo le faltaba. Algo que quizás muy cerca estaba pero por orgullo y por cobardía no había tenido el valor de conseguir.
A veces el valiente no es el que demuestra un coraje desmedido y no tiene ningún tipo de temores; sino que es aquel que aún cuando siente flaqueza y temor hace lo que debe hacer. Lo correcto. Lo que realmente le hace feliz.
Y entre cobardía y anhelos ella lentamente se dejó morir…

FIN

1 comentario:

  1. Hey, gracias por entrar a mi blog, por encontrarme, bah... pero me da intriga no saber quién sos! jeje... pistas? :)
    un abrazo fuerte!

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